
Ya hace la friolera
de 25 años que los juegos olímpicos pasaron por Barcelona. El impacto de la
celebración de las olimpiadas en la ciudad condal fue inmenso. No solo el
desarrollo de obras públicas, como las obras para la circunvalación del tráfico
de Barcelona, sino también la apertura de Barcelona hacia el mar, que le
devolvió a la ciudad el disfrute del mediterráneo, trajeron consigo una
transformación que permitió a Barcelona convertirse en destino turístico de
primer orden mundial.
El desarrollo que se
dio, por ejemplo, en los hoteles en Barcelona para las olimpiadas, lo heredaría
la ciudad para poder albergar posteriormente a los numerosos visitantes que
recibe la ciudad cada año.
Salto de trampolín Zonas
que se desarrollaron para las olimpiadas como el puerto olímpico aún ofrecen a
los barceloneses y a los huéspedes de la ciudad rincones de disfrute que
aumentaron la calidad de vida y que ha perdurado más allá de la ceremonia de
clausura.
Pero los beneficios
no solo se centran en el desarrollo material de la ciudad.
Las olimpiadas fueron un reclamo ideal de la belleza de esta ciudad que se mece en las aguas del Mediterráneo. Pocas imágenes ofrecen tanta belleza como las piruetas de los saltadores de trampolín, que se veían subrayadas por los tejados de Barcelona en el verano de 1992.
Las olimpiadas fueron un reclamo ideal de la belleza de esta ciudad que se mece en las aguas del Mediterráneo. Pocas imágenes ofrecen tanta belleza como las piruetas de los saltadores de trampolín, que se veían subrayadas por los tejados de Barcelona en el verano de 1992.
Las obras que se
realizaron en la montaña de Montjuic para albergar la lucha humana contra los
límites de su capacidad física constituyen hoy una de las visitas obligadas
para cualquier visitante de Barcelona.
Es un ejemplo del que
trata de aprender la ciudad de Madrid, que lleva varios años luchando por convertirse
en ciudad olímpica. El desarrollo en las infraestructuras y los
No se puede cometer
el error de adjudicarle a los juegos olímpicos el encanto de Barcelona.
El respeto por la historia que se respira en la ciudad, que ha conservado joyas como el barrio gótico, una escena cultural inmensa, sus parques y la forma de vida de sus habitantes no son el resultado de las olimpiadas y hacen que una visita a Barcelona sea una fiesta para todos los sentidos.
El respeto por la historia que se respira en la ciudad, que ha conservado joyas como el barrio gótico, una escena cultural inmensa, sus parques y la forma de vida de sus habitantes no son el resultado de las olimpiadas y hacen que una visita a Barcelona sea una fiesta para todos los sentidos.